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miércoles, 5 de agosto de 2015

lady relatos: El mismo cadalso

Relato: El mismo cadalso


Cuentos y relatos sobre la Revolución
-Nicolas-Jacques Pelletier, por el poder que nos concede el pueblo, este tribunal le condena a la pena capital mediante el procedimiento de la guillotina. La pena se cumplirá mañana a mediodía en la Plaza de la Revolución.
La gente exclamó de gozo. Por fin un entretenimiento en las largas y grises jornadas de París, y además sin coste para el pueblo. Todos regresaron a sus casas felices, salvo el propio Pelletier. Se trataba de un asaltante de caminos que se buscaba la vida en las bolsas de los poderosos que recorrían las rutas del país en sus lujosos carruajes. Si hubiera desarrollado su actividad en callejas de la capital no habría sido detenido con tanta celeridad, pero, como molestaba a la nobleza, enseguida dieron con él. Y es que no podía permitirse ese libertinaje entre las masas de la nueva Francia. 

miércoles, 29 de julio de 2015

lady relatos: Surréaliste

Relato: Surréaliste


Cuentos y relatos sobre el miedo al secuestroManuel corrió desesperadamente. Había logrado escaparse de sus captores mientras ellos mantenían una estúpida discusión sobre quién iba a torturarlo primero. Se había soltado las manos subrepticiamente de la cuerda con que le habían maniatado, y después había puesto pies en polvorosa. Aquel bosque tupido de altos chopos parecía no terminarse nunca, mientras ponía tierra de por medio. Sudaba en abundancia, y las heridas de las piernas y su costado se mostraban impúdicamente abiertas. La sangre manaba con profusión, pero eran tantas sus ansias de salir de aquella situación, que la adrenalina le llevaba a correr como si su cuerpo se encontrase ileso y en forma.
Recordaba vagamente lo sucedido mientras corría e intentaba ocultarse tras la espesa masa arbórea. Había salido de casa como siempre, en dirección a su trabajo. Se disponía a entrar en su coche, cuando dos encapuchados armados le encañonaron y le amenazaron con disparar si no entraba en la furgoneta que se encontraba aparcada justo detrás de su coche. Manuel Gómez reaccionó dejándose llevar. Se subió a la furgoneta con las manos sobre la cabeza mientras el miedo se iba apoderando de él. Cuando llegaron a esa chopera, fue encañonado y obligado a andar hacia atrás con las manos atadas, pero en un momento dado nadie le avisó de parar al aproximarse a una roca que se elevaba sobre una caída de dos metros hacia abajo, y cayó de espaldas hacia el suelo. Ahí se le habían abierto las heridas que lucía en sus piernas y en su costado al entrar en contacto violento contra varias piedras del suelo. Se levantó como pudo. Los hombres reían, parecía que aquello les divertía. 

martes, 28 de julio de 2015

lady relatos: La aparición

Relato: La aparición


cuentos y relatos sobre Roma
El día lucía maravilloso. Un cielo límpido de intenso azul adornaba la mañana berciana, invitando a los habitantes y numerosos visitantes de la comarca a disfrutar de semejante bonanza climática. Judith y Miguel habían salido temprano montados en sus bicicletas, con la intención de visitar Las Médulas, un paraje que habían conocido desde siempre en excursiones con sus familias y colegios, pero que no por eso dejaba de ejercer sobre ellos una fascinación especial; esa sucesión de picachos de tonos anaranjados que enhiestos todavía hoy surgen entre la naturaleza, la cual allí se muestra generosa, plena de verdor y trabajos pasados; esa mina a cielo abierto –o tal vez no tanto- que, transformado su producto, adornó las cabezas de emperadores orgullosos con áureas coronas de laurel que veían cómo su riqueza abundaba en el inmenso Imperio Romano, lo cual entonces era como decir del mundo; su técnica de extracción tan personal y medida, su capacidad para sondear cada metro cuadrado de la tierra y arrancar de él tan preciado mineral: el oro, escaso en general, y sin embargo abundante en el norte de la vieja Hispania. 

viernes, 24 de julio de 2015

lady relatos: Salvados

Relato: ¿Salvados?

    

El coche frenó bruscamente, pero el conductor no anduvo vivo y se le fue de la calzada. Cuando él y el otro ocupante quisieron darse cuenta, medio automóvil colgaba peligrosamente de un enorme farallón hacia abajo. Oscilaba amenazante hasta que por fin paró de zarandearse y se estabilizó.

Cuentos y relatos sobre aliens. Extraterrestres.-¡Pásame ese martillo, deprisa, que nos caemos! Menos mal que tengo aquí mi material de escalada de los domingos. Clavaré unas puntas, después pasaré esa cuerda y…
-¿Y no sería mejor intentar salir del coche sin más, abrir la puerta y salir?
-Si salimos bruscamente, todo caerá, y nosotros también. 
-Espera. Yo tengo una solución más sencilla. 

El copiloto sacó un silbato de su bolsillo y lo hizo sonar. Al momento ocurrió algo que ni su compañero de viaje ni nadie más sabía, que él guardaba un as en la manga. Un caballo blanco alado llegó volando hacia ellos.

martes, 21 de julio de 2015

lady relatos: Almas de seda blanca

Relato: Almas de seda blanca


Versalles, diciembre de 1763

Cuentos y relatos sobre la música y la igualdadHenriette se escondía siempre. No le estaba permitido asistir a los conciertos de los diferentes compositores que solían celebrarse en palacio, pero había uno que desde que llegó unos días atrás le cautivó sin remedio, y eso que no era más que un niño: Mozart, de seis tiernos años de edad. Su afición por la música del joven compositor le llenaba tanto el espíritu, que maldecía su humilde cuna cada vez que las adornadas puertas beiges del salón de conciertos se cerraban ante ella, dejándola fuera. Adoraba la viva suavidad del sonido del clavecín que tantas veces había oído tocar, pero nunca de aquella manera tan imaginativa, diestra y precisa.

jueves, 16 de julio de 2015

lady relatos: Las apariencias engañan. Bestia o ángel.

Relato: Bestia o ángel


Cuentos y relatos.
El chico quedó paralizado mientras aquella bestia amenazaba con destrozarlo. Se trataba de uno de esos perros creados en laboratorio durante la Segunda Guerra Mundial. “No debería estar permitido que perros como éste campen a sus anchas sin bozal, correa y su dueño siempre cerca”, pensaba mientras le temblaba todo el cuerpo. Y eso era mucho temblar. El perro se encontraba como a veinte metros del muchacho, y ladraba con tal insistencia, que se le hizo imposible avanzar.
Al joven le había costado una enfermedad acudir al médico para tratar esa obesidad que le estaba aislando de la sociedad: a sus veintidós años aún no había conocido mujer, pues en su enorme humanidad sólo el sudor le acompañaba tercamente, como en una alianza que nadie quiere, como un castigo que ninguno cree merecer. Su madre, sus hermanos, su único amigo habían insistido tanto y durante tanto tiempo que acabó por claudicar y visitar al endocrino. Éste le proporcionó una dieta y un plan de ejercicios que, dado el tremendo peso que sufría, consistía en salir a andar durante el primer mes rodeando la manzana de casas de su barrio, cosa que alguien en su peso no podía tomarle más allá de cinco minutos a él le llevaba media hora. Una vuelta a la manzana las primeras dos semanas, dos vueltas las dos siguientes, y así hasta el regreso a la primera revisión, un mes después. 
Inició la rutina del quinto día de la segunda semana. Caminaba con mucho esfuerzo, animado por esa ansiedad que crea el deseo de cambio, aunque pocas jornadas antes él ni se había planteado darle una vuelta tan radical a su vida: comer mejor y levantarse del sofá. Pero, mientras doblaba la primera esquina salió ese perro desconocido a ladrarle, paralizándolo de terror. Él, en lugar de hablar cariñosamente al animal para calmarlo, lo puso más nervioso, comenzó a sudar copiosa y visiblemente. El perro continuaba ladrando, y el joven ya no sabía qué hacer, si retroceder, si avanzar ignorando al perro o si pedir ayuda a gritos ante semejante alarde de mala uva.
Cuento corto sobre las falsas apariencias.Entonces ocurrió algo inesperado. Se oyó un estruendo en la calle a la que el joven trataba de acceder. Había estallado una bomba. El perro dejó de ladrar, la bomba le había alcanzado de lleno. Al retenerle, el can que parecía tan amenazante le había salvado la vida. El joven comprendió al instante y se acercó al perro para ver si podía hacer algo por él, pero el animal falleció en sus manos, mientras se las lamía. Compró un pequeño ramo de flores y lo depositó en el lugar en el cual había caído su salvador. El joven decidió dedicar al animal todo su esfuerzo para lograr su meta. Juró no olvidar aquella lección que momentos antes no supo interpretar, nunca más dejarse llevar por las apariencias, pues el perro, a pesar de su feroz aspecto, demostró tener buenas intenciones.

No obstante, si no se hubiera asustado, posiblemente habría muerto… Si no le hubieran impactado las apariencias del perro, ¡quién sabe si habría sido alcanzado por la explosión! El joven creyó aprender que es deseable no dejarse llevar por las apariencias, aunque en este caso concreto, este prejuicio le había salvado la vida.



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Llicència de Creative Commons
Bestia o ángel de Susana Villar està subjecta a una llicència de Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons

martes, 14 de julio de 2015

lady relatos: Cuentos de sueños, 3. ¡Guerra!

RELATO: ¡GUERRA!


cuentos y relatos sobre la guerra
Estaba mirando por la ventana que daba hacia el río, por la parte opuesta a la fachada del edificio. Mi ciudad en sueños siempre se manifiesta tomando lo que he visto de otras ciudades y me gustó de algún modo subconsciente, y aquella vez no fue distinto: era una mezcla entre Ponferrada, Santiago de Compostela y San Sebastián, y la parte del río era netamente ponferradina, con el castillo templario en la parte alta de la ribera del Sil.
     Pero ese día no me gustó lo que vi, aquello me hizo gritar, el castillo estaba ardiendo, los edificios que bordeaban la orilla inferior del río, ardían igualmente. Caían bombas de lejanos aviones, y mucha gente, como yo, miraba por la ventana profiriendo gritos de espanto, otros corrían por las calles echándose las manos a la cabeza cuando veían la magnitud del desastre. Nadie nos había avisado, pero obviamente estábamos en medio de una guerra. Se oían tremendos ruidos de derrumbes a nuestro alrededor. Yo aquel día estaba sola con mi hijo pequeño, de apenas tres años, mi compañero aún no había regresado del trabajo, y tomé la decisión de salir de allí a escape. Lo tomé en brazos y huimos hacia el parque de la parte alta. 
Cuentos y relatos. Cuento corto que transcurre en una Ponferrada en guerra.
Allí algunas personas habían levantado refugios de lata, chabolas que presumían eran resistentes a las bombas, y, aunque parecían pequeñas, en su interior albergaban miles de personas. Mi compañero estaba allí, y me dijo que habían decidido venir hacia ese lugar directamente desde el trabajo, pensando que, viendo la situación, yo haría lo mismo. Él me conocía bien, era notorio. La consigna era permanecer acostados boca abajo dentro del albergue, y a través de ventanucos a ras del suelo veíamos cómo caían las bombas sobre toda la ciudad, que ardía casi completamente. Súbitamente oímos una sirena que anunciaba un bombardeo sobre el lugar en el que estábamos, así que nosotros tres salimos corriendo de allí sin pensarlo, mientras una bomba destrozaba el refugio  y cientos de personas resultaban heridas o muertas. Permanecimos escondidos entre los setos y rosales del parque, y de esa forma, las bombas dejaron de caer. Unas horas después, salimos de allí, cuando comprobamos que ya había parado el bombardeo, y nos dimos cuenta entre risas, que estábamos salvados.

     Pero mirando desde aquella colina del parque, vimos que la ciudad no era más que una pila ingente y kilométrica de cadáveres y escombros. No se veía a nadie más con vida: estábamos solos.



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-En el Panteón. La pequeña protagonista sueña estar en su interior, acompañando a su hermana fallecida. Pero... ¿Qué hay de raro en ello? Descúbrelo.
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