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miércoles, 2 de septiembre de 2015

lady relatos: Una distopía no tan lejana

Relato: Una distopía no tan lejana


Cuentos y relatos sobre el dictador. La dictadura.
Aquel presidente del gobierno metía miedo. Pertenecía a esa ideología que segregaba, dividía, discriminaba y exprimía el dinero, la moral y la vida de los que no pensaban así. Su aspecto era terrible: Una cara larga acanalada por arrugas profundas y con grandes ojos estrábicos; una boca superlativa en la que los dientes sobresalían y sus colmillos, torcidos e indiscretos, parecían esperar un cuello al que echar el diente; unas orejas de soplillo y enorme tamaño; una calvicie más que evidente sobre una base canosa; unas narices enormes, anchísimas y llenas de viruelas. Una sonrisa estentórea permanente y una de sus cejas hacia arriba como cuestionándoselo todo. Una barba de chivo incipiente y tan áspera como su carácter. Y bajo esa asimetría que lo convertía en un ser difícil del ver, se escondía una personalidad abyecta, que ejercía de político pero que en realidad sólo deseaba llenar sus arcas personales de dinero de la forma que fuera, total, él mismo se había dado las leyes que lo protegerían en caso de ser cazado en algún renuncio ante una sociedad cada vez menos crítica, más preocupada por mal sobrevivir que por la actividad de sus mandatarios. La democracia se había ensañado aquella vez con los ciudadanos.
-Éste es el último invento, señor. Es tal y como nos lo pidió. Vea.
La pantalla del ordenador mostró una sociedad virtual formada por personas aparentemente felices y bien vestidas que paseaban por las calles portando una pequeña mochila a la espalda, de la que salía un tubo que iba directamente conectado al cuello de cada uno a través de un chip. 
-El dispositivo va conectado directamente desde la mochila directamente al cuello, así los controles serán muy precisos. 
-¿Y está en la mochila? ¿Se puede mojar?
Cuentos y relatos sobre el dictador. La dictadura.-Sí, está recubierto por una superficie plástica que lo aísla de la humedad y otras circunstancias climáticas. La señal con las mediciones llega a la base de datos de la matriz que está aquí mismo, en el Ministerio. El tubito que sale de la mochila va conectado al cuello mediante un collar ceñido con un chip que capta las entradas de aire que se produzcan por la nariz o por la boca, es indiferente. Pero hay más. Si algún ciudadano no paga su recibo, mire lo que pasa…
En la pantalla las personas seguían paseando por la calle tranquilamente y portando la pequeña mochila. De repente se vio cómo una de ellas se desplomaba directamente sobre la acera. El hombre se cogía a sí mismo por el cuello y pataleaba en clara señal de lo que le estaba pasando: se estaba ahogando, sin más. En pocos instantes había muerto.
-Se les envía un requerimiento de pago hasta en dos ocasiones, y si no abonan el precio estipulado con arreglo a su consumo y los peajes correspondientes que usted establecerá, se les corta el suministro. El chip del cuello les ahoga, literalmente.
-Buen invento éste –comentó el presidente-. Nos vamos a hacer de oro con lo que nos dé. Enhorabuena. ¿Policía? Hay una persona amenazándome. Vengan a sacarlo de aquí enseguida.
Cuentos y relatos sobre el dictador. La dictadura.-¡Pero señor aquí no hay nadie más que yo y no le estoy molestando!
-Sabes demasiado. Policía, está aquí, pasen deprisa. Enciérrenlo.
-Muy bien, pero que muy bien –musitó el presidente mientras se mesaba su corta barba de chivo-, muy buena idea la de los contadores de oxígeno. Tendrán que pagar porque les irá la vida en ello.
Y soltó una risa sardónica que hizo marchitarse al pequeño ramo de flores que hasta entonces lucía ajeno a todo en un florero sobre la mesa.

Estábamos perdidos. Una forma de robo legal más. Del científico que había creado el invento de extorsión nunca más se supo. La guerra iba a ser inevitable.



Si te ha gustado este cuento corto, seguro que te gustarán estos:
-El mismo cadalso. Sentir la guillotina en primera persona y ser feliz son dos cosas aparentemente incompatibles. Sólo aparentemente...
-Surréaliste. El protagonista de este intenso relato corto escapa de sus secuestradores, pero encuentra cosas inexplicables en su huida.


Llicència de Creative Commons
Una distopia no tan lejana de Susana Villar està subjecta a una llicència de Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons

miércoles, 26 de agosto de 2015

lady relatos: El otro Osiris

Relato: El otro Osiris (No apto para cardiacos)



Cuentos y relatos de terror.
Ella era una gran aficionada a la Historia, sobre todo de la antigua. Devoraba libros sobre el pasado, tomaba notas en un gran cuaderno, admiraba y se sobrecogía al mismo tiempo. Miraba a través de la ventana del tiempo tratando de recomponer una visión del mundo a través de sus héroes más queridos y también de los más que más odiaba. Temblaba de placer leyendo sobre las gestas de grandes conquistadores como Atila, Alejandro magno o Napoleón, las intrigas de palacio, las andanzas de los dioses de la antigüedad, con sus tramas casi novelescas. Pero de todas ellas, había una que le sedujo desde que conoció la leyenda, la historia de una de las grandes amantes de la historia: Isis, la diosa que tanto amaba a Osiris, que no dudó en buscarlo por medio mundo, él atrapado en un cajón viajando por el Nilo y acabada su vida en pedacitos perdidos en el sagrado río, traicionado por Seth, su hermano que codiciaba el trono. Lo que no sabía ella era que un día esa historia trataría de volverse real.
Porque Elaine, así se llamaba, estaba casada desde hacía veintitantos años con Mike. No tenía hijos de su marido, con el que mantenía una relación de amor madura y que parecía sobreponerse a todos los obstáculos, incluido el de su incapacidad para engendrar. Su vida transcurría feliz entre su trabajo de historiadora de la universidad y su vida en casa con Mike. Impartía clases a jóvenes que aspiraban sólo a vivir de la docencia, pues aquella materia no gozaba de las mejores salidas laborales. De todos sus alumnos, destacaba uno que siempre se hacía el encontradizo con ella, llamado Joseph. Le hablaba entre balbuceos casi incomprensibles, la voz se le trababa, se le caían los libros al suelo, las gafas… sufría todos los síntomas de haberse enamorado de su profesora. Ella no lo pensaba, creía que se trataba sólo de un chico patoso, un tanto tímido y terriblemente despistado para sus cosas. Ella ignoraba la realidad. No le hacía caso, apenas cruzaba con él alguna palabra suelta, no más conversaciones que las meramente académicas.
Cuentos y relatos de terrorUna tarde, Elaine se llevó el susto de su vida. Al regresar a casa encontró en su salón una imagen que jamás hubieran diseñado sus peores pesadillas. Su marido permanecía amordazado y atado a una silla, mientras el estudiante le apuntaba con una pistola. No cerró la puerta de la calle, esperando así que el drama que allí se estaba cocinando no llegase a culminarse.
Ella le conminó a dejar el arma en el suelo, asunto que el joven no atendió. Entonces, ocurrió algo horroroso: el joven sacó de detrás del sofá una sierra mecánica, amenazando directamente al asustado Mike, que no entendía nada.
-¡Así podrás recomponer su cuerpo, como hizo Isis! ¡Y lo hizo bien, luego tuvo un hijo con él! Si no funciona puedes tenerlo conmigo.
-¿Eso querrías? ¿Qué tuviese un hijo contigo? –contestó temblando aunque tratando de disimularlo.
-Así podrías cumplir tu sueño. Él no puede.
-Pero bueno, ¿cómo sabes tú eso? ¿De dónde lo has sacado? Si no hemos tenido hijos es porque no hemos querido.
-No es cierto y lo sabes. Los informes de vuestra clínica privada dicen otra cosa.
-¡Es el colmo! ¿Has estado investigándonos? ¿Por qué?
-¿Debo explicarlo aquí? No eres feliz. Yo puedo arreglar eso. Trocearemos a Mike y luego pegaremos sus fragmentos. Después podrás tener sexo con él y entonces tendrás a tu hijo, al que pondrás por nombre Horus.
-Joseph, sal de esta casa.
-¡Cállate ya! Yo sólo quiero ayudar.
-¿Ayudar matando a mi marido? ¿Eso es ayudar a quién? ¿A ti?
Cuentos y relatos de terror
Resultó que Mary, la amiga y vecina de Elaine, que solía pasarse por casa de su amiga por las tardes, al ver lo que sucedía a través de la puerta abierta, permaneció escondida y cuando pudo durante una distracción del estudiante, huyó al exterior. Llamó a la policía, que se personó en el domicilio en pocos instantes.
Joseph fue detenido y el libro sobre Isis y Osiris guardado en el desván en una caja bajo siete llaves. Elaine y Mike se mudaron a otra ciudad para intentar continuar con su vida. El enamorado estudiante fue encarcelado por intento de asesinato.
En la pared de su celda, Joseph escribía frases que le recordaban por qué estaba allí:
“En esta caja, Seth, mi hermano traidor, me ha encerrado. Seré pasto de cocodrilos y demás fieras, pero ella volverá para unir mis restos y amarme hasta darme un hijo”.

Joseph el Loco, o como él se hacía llamar en aquel penal, El otro Osiris.



Si te ha gustado este cuento corto, seguro que te gustarán estos:
-El mismo cadalso. Sentir la guillotina en primera persona y ser feliz son dos cosas aparentemente incompatibles. Sólo aparentemente...
-Surréaliste. El protagonista de este intenso relato corto escapa de sus secuestradores, pero encuentra cosas inexplicables en su huida.


Llicència de Creative Commons
El otro Osiris de Susana Villar està subjecta a una llicència de Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons

miércoles, 19 de agosto de 2015

lady relatos: Kuné

Relato: Kuné


cuentos sobre el hambre
-No vayas. No veo que te vaya a ir bien. Hay demasiadas señales que me llegan, y son todas negativas.
 La voz de la hechicera sonó contundente. Kuné llevaba demasiado tiempo esperando el momento de levantar el vuelo hacia Europa, y nadie iba a quitarle la ilusión. En su pueblo llevaban muchos años soportando una guerra que nadie quería, pero que parecía orquestada desde el mismo Occidente para, en medio de la confusión y la ruina, poder seguir llevándose el coltán sin que los beneficios que de él se derivaban repercutiesen de alguna manera en la tierra en la que se extraía.
-Occidente nos lo debe. Nos debe un lugar a cada uno de los que explota y mantiene muerto de hambre, en guerra, con las familias cada vez más disminuidas por la mala situación, y que ellos han provocado. Occidente debe sacarnos de esta situación. Por eso tengo que ir –le contestó-. Necesitan el coltán para esos teléfonos que tienen tan modernos. Y para sus ordenadores. Por eso, aunque ellos no lo admitan, nuestra tierra es la que abunda en riqueza, no la suya. Pero ellos nos la roban cada día y se hacen millonarios, mientras aquí nos matamos entre nosotros. No quiero vivir eso nunca más. Ni trabajar para el hombre blanco por un dólar al día. Quiero ver París y buscar trabajo allí. Me irá bien, con la ayuda de Dios.
-Como quieras –dijo la anciana-. Si esa es tu determinación, no seré yo quien te frene. Pero mi obligación es decirte que los espíritus revelan que tendrás problemas en tu viaje.

miércoles, 12 de agosto de 2015

lady relatos: El Amo del Bosque

Relato: El Amo del Bosque


Cuentos y relatos sobre el respeto a la naturaleza.
Ellas regresaban cada día por el mismo camino, un bosque de eucaliptos. Eran tres, una amiga y dos hermanas, las tres adolescentes más rubias del instituto. Se llevaban bien, permanecían juntas cada día durante las clases, durante los recreos, durante las tediosas horas libres del instituto. Se trataba de un grupo cerrado, las hermanas se llamaban Sandra y Elisa, Marta la amiga. Tenían en común las cosas que todos los adolescentes parecen tener, sus revelaciones que todos descubrimos de la vida, sus pequeñas conspiraciones con chicos que empezaban a despertar en ellas sentimientos nunca antes vividos, pero sobre todo, lo que más conversaciones iniciaba eran sus dudas acerca de todo. Dudas sobre el sentido de la vida, sobre la muerte, sobre el amor, dudas, preguntas, vacilaciones que parecían no satisfacerse nunca. Ellas eran hermosas, pero una sombra oscura atravesaba sus miradas. Algo en ellas era diferente a los demás de su edad. Cada día atravesaban el bosque siempre advertidas por sus familias de que el mejor camino era el de la acera que llevaba desde el centro de estudios a casa, pero ellas siempre tomaban ese atajo a través del campo que separaba el instituto de la urbanización en la que vivían.
Él lo sabía. Las veía pasar cada día con sus mochilas a la espalda cargadas de libros, pensaba él. Le gustaba una de ellas, Sandra, la más rubia de las tres, la que parecía la más callada. El hombre se escondía cada día tras los árboles esperando no ser descubierto, pues había concebido un plan para conquistar a la bella que le quitaba el sueño. Nunca las había visto por separado, siempre iban juntas, así que la empresa le parecía difícil. Él las había seguido al instituto y había recopilado datos sobre Sandra, de tal modo que creía saberlo todo de ella. Un día supo que el instituto organizaba un baile de alumnos, así que resolvió despertar en la chica el interés por un admirador desconocido como él. Escribió en papelitos que iba dejando caer por todo el bosque lemas como “Sandra, conóceme, soy tu príncipe”, “Sandra, te amo”, “Ven conmigo al baile”, “Te veo”. Esas cuatro frases cada una en varios papeles distintos. Eso despertaría su interés, seguro, pensaba él.
Cuentos y relatos sobre el respeto al bosque.Cuando al día siguiente de sembrar todo el bosque de papelitos, ellas se dieron cuenta del estado de suciedad en el que se encontraba aquel lugar, y sin leer ni uno de ellos, decidieron cambiar de ruta. Eso desesperó al hombre, que resolvió presentarse por la tremenda ante ella, corriendo el riesgo de sufrir un rechazo.
-Sandra –le dijo un día ante la atónita mirada de las tres-. ¿Tendrías un momento para mí? Desearía hablar contigo.
-No te conozco, y por tanto no debo ir contigo a ningún sitio –respondió tajante.
-¡Será sólo un momento! No te entretendré, te lo prometo. Es que quiero darte algo.
Las tres se quedaron mirando asombradas. ¿Qué sería lo que quería darle? Sandra claudicó, para sorpresa del hombre. Su curiosidad pudo con su sensatez.
-Bien, ¿qué es? –preguntó.
-Esto –y le dio un beso en la boca. Sandra reaccionó propinándole un sonoro bofetón.
-Así que era eso –dijo-. Sexo, sólo sexo. Todos sois iguales. Dais asco.
-No, no. Yo soy distinto. Soy capaz de cualquier cosa por ti. 
-¿Cualquier cosa? –inquirió divertida.
-Lo que sea.
-Bien, entonces quiero que ahora mismo vayas al bosque y recojas toda la basura que hay tirada por todos los sitios.
-¿Cómo lo has sabido? –preguntó él.
-No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que tú estás detrás de cada papel que ha ensuciado el bosque. Y cuando hayas terminado pasaremos revista. Y entonces ya veremos.
Cuentos y relatos sobre el respeto a la naturaleza.El hombre se marcho y pasó el día entero recogiendo papeles. Horas después ya estaba todo listo. Salió al paso de las jóvenes y les contó que todo estaba ya limpio.
-Bien, entonces quiero que hoy a medianoche me esperes en la parte central de ese bosque. Hoy te entregarás a mí.
El hombre no cabía en sí de gozo. ¡Entregarse a ella! ¡Mucho más de lo que había esperado!
Llegó la noche. El reloj dio las doce y el hombre llegó puntualmente, se sentó en una piedra cuadrada que destacaba en un claro en el que no había árboles y desde el cual se veía la luna y todo el firmamento, esperando a su amada. 
Pero ¡ay! su amada no llegó nunca. A veces el amor sale demasiado caro. Una jauría de perros asilvestrados le rodeó y se lo llevó a la espesura para hacer justicia. El hombre trató de resistirse, pero fue inútil. Su cuerpo les sirvió de alimento y en poco rato ya no quedaba nada de él.
Las jóvenes, no lo habíamos dicho, pertenecían a una logia de defensa de los montes, llamada El Amo del Bosque. La pena por ensuciar o quemar un espacio natural, protegido o no, era servir de festín para los perros. 
Ni que decir tiene que, en esa comarca nunca ardía un monte, es más, sus vitrinas lucían numerosos premios por su labor de cuidado de la naturaleza.
Aunque muchos de esos reconocimientos hubiesen supuesto la muerte de un incauto.

Sí, definitivamente, a veces el amor se cobra un precio demasiado alto.



Si te ha gustado este cuento corto, seguro que te gustarán estos:
-El mismo cadalso. Sentir la guillotina en primera persona y ser feliz son dos cosas aparentemente incompatibles. Sólo aparentemente...
-Surréaliste. El protagonista de este intenso relato corto escapa de sus secuestradores, pero encuentra cosas inexplicables en su huida.


Llicència de Creative Commons
El Amo del Bosque de Susana Villar està subjecta a una llicència de Reconeixement 4.0 Internacional de Creative Commons

miércoles, 5 de agosto de 2015

lady relatos: El mismo cadalso

Relato: El mismo cadalso


Cuentos y relatos sobre la Revolución
-Nicolas-Jacques Pelletier, por el poder que nos concede el pueblo, este tribunal le condena a la pena capital mediante el procedimiento de la guillotina. La pena se cumplirá mañana a mediodía en la Plaza de la Revolución.
La gente exclamó de gozo. Por fin un entretenimiento en las largas y grises jornadas de París, y además sin coste para el pueblo. Todos regresaron a sus casas felices, salvo el propio Pelletier. Se trataba de un asaltante de caminos que se buscaba la vida en las bolsas de los poderosos que recorrían las rutas del país en sus lujosos carruajes. Si hubiera desarrollado su actividad en callejas de la capital no habría sido detenido con tanta celeridad, pero, como molestaba a la nobleza, enseguida dieron con él. Y es que no podía permitirse ese libertinaje entre las masas de la nueva Francia. 

miércoles, 29 de julio de 2015

lady relatos: Surréaliste

Relato: Surréaliste


Cuentos y relatos sobre el miedo al secuestroManuel corrió desesperadamente. Había logrado escaparse de sus captores mientras ellos mantenían una estúpida discusión sobre quién iba a torturarlo primero. Se había soltado las manos subrepticiamente de la cuerda con que le habían maniatado, y después había puesto pies en polvorosa. Aquel bosque tupido de altos chopos parecía no terminarse nunca, mientras ponía tierra de por medio. Sudaba en abundancia, y las heridas de las piernas y su costado se mostraban impúdicamente abiertas. La sangre manaba con profusión, pero eran tantas sus ansias de salir de aquella situación, que la adrenalina le llevaba a correr como si su cuerpo se encontrase ileso y en forma.
Recordaba vagamente lo sucedido mientras corría e intentaba ocultarse tras la espesa masa arbórea. Había salido de casa como siempre, en dirección a su trabajo. Se disponía a entrar en su coche, cuando dos encapuchados armados le encañonaron y le amenazaron con disparar si no entraba en la furgoneta que se encontraba aparcada justo detrás de su coche. Manuel Gómez reaccionó dejándose llevar. Se subió a la furgoneta con las manos sobre la cabeza mientras el miedo se iba apoderando de él. Cuando llegaron a esa chopera, fue encañonado y obligado a andar hacia atrás con las manos atadas, pero en un momento dado nadie le avisó de parar al aproximarse a una roca que se elevaba sobre una caída de dos metros hacia abajo, y cayó de espaldas hacia el suelo. Ahí se le habían abierto las heridas que lucía en sus piernas y en su costado al entrar en contacto violento contra varias piedras del suelo. Se levantó como pudo. Los hombres reían, parecía que aquello les divertía. 

martes, 28 de julio de 2015

lady relatos: La aparición

Relato: La aparición


cuentos y relatos sobre Roma
El día lucía maravilloso. Un cielo límpido de intenso azul adornaba la mañana berciana, invitando a los habitantes y numerosos visitantes de la comarca a disfrutar de semejante bonanza climática. Judith y Miguel habían salido temprano montados en sus bicicletas, con la intención de visitar Las Médulas, un paraje que habían conocido desde siempre en excursiones con sus familias y colegios, pero que no por eso dejaba de ejercer sobre ellos una fascinación especial; esa sucesión de picachos de tonos anaranjados que enhiestos todavía hoy surgen entre la naturaleza, la cual allí se muestra generosa, plena de verdor y trabajos pasados; esa mina a cielo abierto –o tal vez no tanto- que, transformado su producto, adornó las cabezas de emperadores orgullosos con áureas coronas de laurel que veían cómo su riqueza abundaba en el inmenso Imperio Romano, lo cual entonces era como decir del mundo; su técnica de extracción tan personal y medida, su capacidad para sondear cada metro cuadrado de la tierra y arrancar de él tan preciado mineral: el oro, escaso en general, y sin embargo abundante en el norte de la vieja Hispania.